

La tanatopraxia (del griego θάνατος ‘muerte’ y πράξις ‘acción’) es el conjunto de prácticas que se realizan sobre un cadáver desarrollando y aplicando métodos tanto para su higienización, conservación, embalsamamiento, restauración, reconstrucción y cuidado estético del cadáver, como para el soporte de su presentación.
El proceso se realiza de acuerdo con las normas higiénico-sanitarias realizando las extracciones que formalmente se le soliciten, respetando los diferentes ritos religiosos y manejando las técnicas y habilidades en relación. La persona tanatopractora es aquella calificada para desarrollar las técnicas utilizadas en la tanatopraxia.

La tanatoestética es, aquel conjunto de actividades que se practica sobre un cadáver reciente con la intención de dotarlo de un mejor aspecto para poder ser expuesto ante familiares y amigos durante el proceso del velatorio. No solo comprende labores de peluquería y maquillaje, sino que también aglutina actividades de pequeñas restauraciones y reconstrucción de las zonas visibles en la exposición del cadáver, como son cabeza, cuello y manos.
El origen de la palabra deriva de tanato - (originario del griego θάνατος [thánatos], cuyo significado es muerte) y – estética, (derivado de αἰσθητική [aisthetikê], cuyo significado es sensible). De ahí se comprende que la persona dedicada al oficio de la tanatoestética, además de poseer ciertas cualidades, tiene que poseer cierta sensibilidad, tanto para afrontar las tareas como para poder hacerlo sin dejarse llevar por las emociones.